domingo, 12 de mayo de 2013


Volvió a ocurrir, tan inusual como otras veces, tan aterrador como siempre, y tan perfecto que no logro entenderlo.
Esta vez todo transcurría en una vieja y gran casa del siglo XVII, en ella parecía vivir una familia importante, con mucho dinero, se veían felices, con lo poco que pude verlos. Había muchos niños, algunos parecían ser amigos de los niños que si vivían ahí, una chica mayor, hermosa como ninguna, y el padre, refinado y calculador. No puedo decir mucho mas de esta familia, pues solo podía verlos muy superficialmente desde mi puesto en "ningún lugar" en ese plano.
Parecía un lugar realmente pacifico, hasta que vi que a la puerta de esa casa llegaba un paquete, una caja de madera verdaderamente grande, y la sirvienta la llevaba a la sala de estar con esfuerzo. Dentro, según creo, había una gran cantidad de planos, no estoy segura de cual era la finalidad de los planos, presumo que parecían ser de la casa, y el padre discutía acerca de ellos con otro hombre mayor, quizás fuera un amigo, pero se veía interesado por lo que fuera que el padre, dueño de la casa en la que transcurrió todo esto, le decía.
Todo parecía normal hasta este punto, un sueño sin nada de especial, solo un momento mas en la vida de algún burócrata de ese siglo, pero que alguien me diga por favor ¿porque tenia que pasar lo siguiente?. 
¿Alguna vez has sentido la necesidad de salir huyendo de una situación? ¿De levantarte de donde estas, abrir la puerta y poder ignorar lo que esta sucediendo, pero no poder? Entonces entenderás el horror que se siente.
Poco a poco los niños comenzaron a sentirse mal, dejaron de jugar y empezaron a quejarse de fuertes dolores, las sirvientas no lo entendían, no podían ayudarles, y de un momento a otro, la piel de el rostro de esos niños comenzó a agrietarse y sangrar, no parecían llorar, lo cual era bastante raro, ya que la piel de esos niños comenzó a caer, dejando ver musculo e incluso hueso, y la demás piel del cuerpo seguía agrietándose lentamente. El padre parecía no poner mucha atención a ello, estaba ocupado con sus planos y el otro hombre. Fuera lo que fuese, las sirvientas comenzaban a sentirlo también, y sus rostros se desfiguraban, perdiendo piel, en cuestión de horas, creo yo, nadie en la casa estaba libre de ese mal, nadie excepto el padre y el hombre mayor. 
Fue entonces que al fin pude escuchar al padre hablar. Le daba una libreta a una de las sirvientas, una mujer de no mas de cuarenta años, y le pedía que anotara como se veían lo niños, las demás sirvientas, e incluso la chica, que era de suponer, también era su hija y padecía lo mismo. La sirvienta se rehusó al principio, alegando que le daba asco y tristeza ver a sus amigas y a los niños de esa manera, a lo que el hombre dijo algo que me pareció horrible, inhumano, y me hizo pensar en lo morbidamente preciso que podía ser. 
"No te preocupes, no vivirás mucho"
El hombre se volvió a encerrar en una habitación con los planos y el hombre mayor, y la sirvienta se fue, triste, a cumplir su encargo.
Las ganas que tenia de huir de estas escenas me sobre pasaban, abría dado lo que fuera por irme de ahí en ese momento, lloraba por irme y no seguir viendo aquello, pero el narrador no puede irse de la historia, estaba amarrada una vez mas a un relato.
No paso mucho tiempo cuando los niños comenzaron a desaparecer, de pronto faltaba uno o dos,  eran muchos, ya había dicho, por lo que la falta de dos no era tan importante, pero cuando ya faltaban cuatro o cinco, los demás comenzaron a asustarse, no solo tenían el rostro y las manos con piel faltante, sino que ahora corrían el riesgo de desaparecer, pero yo, siendo el maldito narrador sabia que había ocurrido. Los niños estaban débiles y la sirvienta, intentando salvar a algunos los había intentado esconder, pero no pudo hacer mucho, los niños morían, al igual que las sirvientas.
El padre al fin salio de la habitación, colérico, echo una bestia: Su rostro comenzaba a agrietarse también, en unas horas también moriría.
Me di cuenta de que nadie se salvaría entonces, la casa entera, todos sus integrantes estaban infectados, incluso el hombre mayor, que quiso huir de esa casa en cuanto las primeras señales de piel faltante se hicieron latentes en sus propias mejillas, pero ya no podía huir, ni siquiera yo, la única persona no infectada, ya que yo no existía dentro de la casa. Era obvio lo que había pasado, y mientras todos morían, desde los niños hasta los hombres, pasando por la hermosa chica en su cuarto y las sirvientas, entendía que el hombre estaba por mejorar la casa, pero debía de deshacerse de todos los que estaban ahí, dentro de la caja, de alguna manera, estaba el virus, la sirvienta abrió la caja y se infecto, al igual que los niños que corrían cerca. La aterradora muerte seria considerada alguna brujería, y el hombre se quedaría con la casa, solo de nuevo. Pero había olvidado que la enfermedad era contagiosa, y cuando hablo con la sirvienta, se infecto también el, condenándose a si mismo. 
Es extraño que el narrador se quede hasta después, ya nada quedaba para contar, se me hizo raro seguir en esa casa entonces... hasta que me hice una ultima pregunta, ¿Donde estaba la madre? Así es, aun faltaba una pieza por develar, la madre había sido la primera victima del inhumano y codicioso hombre, el no trabajaba ¿de donde mas habría salido el dinero para esa casa si no era de una pensión por defunción? El hombre era inteligente, pero no brillante y la casa tendría siempre la fachada de estar embrujada, pero no había sido un fantasma esta vez, había sido ciencia, virus y avaricia.
Es horrible no poder escapar de un lugar en el que no quieres estar, pero mas horrible es intentar escapar de lo que vez mientras duermes, porque sabes que no podrás ni intentarlo.
(Escribo esto sin el afán de que lo lean, creo que torturarlos con esto no es mi idea de una buena mañana de domingo)

viernes, 3 de mayo de 2013

SueÑo VaGaBuNDo


Tuve una pesadilla bastante curiosa, toda una historia, un relato que casi he olvidado, pero tan poderoso como para forzar mi cerebro a recordar cuanto pueda de aquella gran historia que sucedió en menos de dos horas en tiempo real y cuatro días dentro de mi sueño. 
No solo era extraño, lo mas extraño era que no tenia nada que concordara con un sueño, al menos no de la forma habitual. No había cielos verdes ni animales que hablaran, yo no volaba, y de hecho yo nunca aparecí en el sueño, solo era una espectadora, un narrado casi omnipresente. 
No recuerdo con precisión todo el sueño, ni si había una historia mucho antes, solo puedo asegurar que no es el primero que tengo de este tipo, pero me gustaría pensar que es el ultimo.
Había un hombre, el "protagonista" de la historia, si así lo quieren ver, lo he visto en otros sueños, pero jamas recuerdo su rostro, pues no es alguien que conozca, no es alguien que exista en este mundo, y no pudo traer al mundo el recuerdo de alguien tan nítido que realmente no existe. Un sueño es solo un sueño, no tiene porque asustar a nadie, menos a los 19 años, pero esto estaba muy lejos de los sueños que la gente conoce; No era un sueño, pues era aterrador por ciertas razones, pero tampoco era una pesadilla, pues es increíble poder ver esa historia que jamas creí poder imaginar.
Tiempo atrás había tenido sueños así, y todos tienen un final en común, (ademas de otros varios factores) al final, el protagonista siempre se sacrifica para salvar a alguien.
No pude dormir desde las dos de la mañana que me desperté, y no es la muerte lo que me asusta de ese sueño, sino el hecho de que, al parecer, yo no aparezco en el sueño porque soy yo quien esta contando esa historia a otra persona. Dentro de esos sueño, soy como un Dios callado que mira con inquietud lo que creó sin darse cuenta.
Supongo que es cierto, la mente humana no ha sido estudiada ni un 10%, creo que el 90% restante intenta decirme algo.
Escribo esto aquí porque se que nadie lo leerá, tengo fe de ello, y si lo has leído, puedes ignorarlo libremente,de hecho, podría ser lo mejor que harías hoy. Suficientes problemas tienes con tu propia mente como para cargarte con otra.